El Betis noquea al Zaragoza con total justicia gracias a su excelente pareja de delanteros

4-0: Sólo falta ponerle el lazo

Rompió a cantar la grada cuando Jorge Molina marcó su segundo gol: "El Betis es de Primera". Nunca dejó de serlo, en realidad, aunque el equipo hiciese dudar en algún tramo de la temporada. Pero desde que el sentido común se instaló en el palco y los experimentos en el banquillo se terminaron, la marcha hacia el ascenso ha sido igualito a un paseo militar. Despachado el Zaragoza, falta sólo la confirmación matemática. Los aficionados sienten que eso es ya apenas una formalidad. El Betis es Primera, siempre, y volverá a jugar en Primera en agosto.

La temporada de Jorge Molina ha sido una montaña rusa, jalonada encima por el feo asunto de la venta de partidos, en la que el honesto delantero alcoyano pagará el peaje de haber aceptado la capitanía de un vestuario podrido. En mala situación con Julio Velázquez, que se dejó deslumbrar por el efectismo de Rennella, Juan Merino empezó no convocándolo pero su trabajo lo redimió. Con Mel, el ariete es otro. O es el de siempre: un tipo quizá poco vistoso pero de una eficacia asombrosa, que en Segunda se sale del mapa y en Primera figura sin desdoro. El partido estaba contra el Zaragoza peligroso, con los maños sueltitos y amenazando más de lo deseable. Pero Jorge Molina, en una jugada anodina, pinchó una pelota en el área para ponerla imposible al largo mediante una excepcional rosca. No fue lo que los italianos llaman un "gol-partita" porque luego pasaron más cosas pero sí fue el clásico "gol-abrelatas".

Molinero es otro futbolista que sin gozar de fama alguna, entre otras cosas porque parece claro que la Primera le vendrá grandísima, está completando una segunda vuelta excelente. Su pase a Rubén Castro en la jugada del 2-0 no fue un centro sino un regalo, que también supuso un bálsamo para un inicio de la segunda parte tontorrón porque el Zaragoza había dado un paso adelante. Bueno, en realidad había logrado empatar pero el árbitro invalidó el gol visitante por un inexistente fuera de juego. El doble mazazo de la anulación y el tanto encajado noqueó a los aragoneses, que aceptaron la goleada con resignación ovina: así lo demostraron el tercer y el cuarto tantos, fabricados por la incombustible pareja atacante bética, que firmará otro ascenso un cuatrienio después.

Ficha técnica:

Real Betis (4): Adán; Molinero, Bruno, Figueras, Casado (Cejudo, 74); Kadir (N’Diaye, 66), Lolo Reyes, Dani Ceballos (Vadillo, 79), Portillo; Jorge Molina y Rubén Castro.

Real Zaragoza (0): Bono; Vallejo, Mario, Rubén (Rico, 66), Cabrera; Basha, Dorca;, Jaime, Natxo Insa (Javi Álamo, 46), Pedro (William José, 71); y Borja Bastón.

Goles: 1-0, min. 28: Jorge Molina. 2-0, min. 52: Rubén Castro. 3-0, min. 63: Jorge Molina. 4-0, min. 89: Rubén Castro.

Árbitro: Daniel Jesús Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Amonestó al visitante Mario.

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